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Morena en Guerrero: del extravío ideológico al pragmatismo político.

  • Foto del escritor: José García
    José García
  • 26 ago
  • 3 Min. de lectura

Algunas sensaciones incomodas surgen en los círculos de izquierda locales al hablar del devenir de MORENA como partido político en Guerrero. Hay algo, quizá en la narrativa, quizá en la práctica política o quizá en el comportamiento de sus dirigentes y sus liderazgos, que no embona con el ideario propuesto por el fundador del partido Andrés Manuel López Obrador. Existe esa sensación de que, al interior del movimiento, a nivel local, hay una disputa encarnizada por lo que podríamos llamar “el carro completo”; un grupo hegemónico encabezado por la gobernadora de iure y el gobernador de facto que tienen a su disposición los 3 órdenes de gobierno (ejecutivo, legislativo y judicial) y que operan bajo lógicas políticas que el PRI y sus hermanastros (PAN y PRD) perfeccionaron como herramienta gubernamental durante sus años en el poder.


Su forma de gobernar podría resumirse en la frase “Nada para nadie que no sea de mi primer círculo”, aventando a la arena política perfiles seleccionados a través del compadrazgo, la parentela, la lisonjería y las pulsiones pícaras de uno de sus líderes. Hay otro grupo, no hegemónico, pero con poder que es aquél que encabeza Jacinto González, Diputado local con licencia y Presidente del partido que nunca ha ganado ningún cargo por la vía del voto y que se ha relecto como legislador plurinominal confrontando las ideas del fundador de su partido. A él se le achaca (según la denuncia que existe en su contra en la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de MORENA) el uso indebido de recursos para su promoción personal, sus outfits de alta gama, los vehículos que utiliza y el uso de la Guardia Nacional para su seguridad.


El antes mencionado tuvo que hacer alianzas con el grupo hegemónico, pensando inocentemente, que los pactos con el diablo son sagrados, asumiendo un costo político que lo tiene en el arrinconamiento, que lo tuvo al borde de su separación como presidente estatal de MORENA y que le hizo perder la Junta de Coordinación Política en el Congreso Local. No creo que exista un tercer grupo, más bien es un conjunto de actores que tienen dos ideas en común, la supervivencia como expresiones políticas y, si alcanza, el debilitamiento o derrocamiento del grupo hegemónico del cual están marginados y en este último bloque tenemos exponentes dignos del castillo de la pureza como Rubén Cayetano y habitantes del inframundo político que se asoman en las coyunturas para obtener prebendas como Mario Moreno (imagínese), Rogelio Ortega o Beatriz Mujica, otrora detractora de la 4T, hoy senadora por ese partido.


También asoma la cabeza la alcaldesa de Acapulco Abelina López, actual blanco de revisiones financieras exhaustivas ordenadas por el clan que gobierna la entidad y Estela Damián, funcionaria del gobierno federal, que podría convertirse en una especie de receptáculo de resentimientos y animadversiones en contra de quienes hoy gobiernan la entidad. Lo que se vislumbra al interior del partido es una lucha de fuerzas y no un trabajo que tenga al centro la disminución de las desigualdades estructurales que padecen las y los guerrerenses, tal y como lo demuestran las cifras del INEGI del 2025 que coloca a Guerrero como el segundo estado más pobre del país. Todas y todos están presentando armas para la contienda por la gubernatura en 2027 y mientras tanto, nuestro estado continúa navegando los mares de la inseguridad, la violencia, la marginación y la exclusión.


Entreparéntesis

Parece que la Guardia Nacional va en camino a convertirse en un servicio de acompañamiento para las y los políticos alejándose de su sentido civil-popular.


José Luis García

Dr. En Filosofía, Ciencias Sociales y Educación

Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores-SECITHI

 
 
 

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