¿Cómo nacen (y mueren) las dictaduras?
- José García
- 25 sept
- 3 Min. de lectura
Una dictadura se puede entender como un sistema de gobierno en donde el poder se concentra en una persona y/o en un grupo reducido de personas que ejercen su autoridad de forma autócrata y antidemocrática. Estas surgen por diversos motivos, puede ser por inestabilidad social o política aprovechada por grupos militares o civiles, por la fragilidad de las instituciones del Estado, por factores emocionales como el miedo, el engaño o la incertidumbre (les recomiendo leer a Martha Nussbaum) o incluso por voto popular; así es, una dictadura puede nacer desde la legitimidad del voto y de los aparatos democráticos que pueden ser utilizados con fines perversos.
Una vez arribando al poder, el líder o los líderes inician un ciclo de erradicación de los opositores al nuevo orden con el fin de profundizar su ideario a través de la libre modificación de leyes, la cooptación de estructuras cuya naturaleza sea el equilibrio entre poderes y el desmantelamiento o vaciamiento de los procesos democráticos como el voto, por ejemplo. Una dictadura necesita un aparato propagandístico robusto con el fin de generar inercias favorables en la opinión pública y poder así legitimarse, este aparato también es útil para mediatizar información, muchas veces denigrante, en contra de la oposición.
Pero ¿por qué si las dictaduras son un sistema que limita libertades y derechos se sostiene desde el apoyo de la gente?
Por miedo: las dictaduras ofrecen soporte a aquellas personas que le son útiles por tanto su “lealtad” se vende a cambio de prebendas y comodidades. Al rebelarse, estas comodidades se van, e inicia una etapa de persecución política en contra de ellos en donde se ponen en peligro aspectos básicos como sus ingresos, su seguridad, su solvencia moral, su estabilidad familiar o laboral e incluso la vida.
Por la falsa idea de orden: las dictaduras, con su aparato mediático, hacen creer a las personas que un viraje político es indeseable y peligroso. Algunas dictaduras contemporáneas le apuestan a la idea de que el pasado fue un sitio lleno de conflictos y que la aspiración no es volver hacia allá, y otras, como la que encabeza Donald Trump, hacen alegoría a la fuerza del pasado con lemas como “Hagamos de América un sitio Genial otra Vez”, esto es al gusto del fascista en turno.
Por convicción: hay personas que creen que el puño de hierro del dictador es la solución perfecta a todos los problemas sociales. Podemos ver en la época contemporánea el apoyo que ha recibido Nayib Bukele, presidente de El Salvador que ha encontrado en el populismo y el culto a la personalidad la forma ideal de perpetuarse en el poder. Es una dictadura fresca, con rostro rejuvenecido que intenta ocultar, tras todas esas entrevistas con influencers famosos, la pérdida de derechos de sus conciudadanos.
¿Y cómo mueren las dictaduras? A través de la organización colectiva, de la movilización social y de la politización, de la participación ciudadana, de la defensa de los derechos y de las conquistas históricas y a través de la disputa del sentido político. Por supuesto que estos procesos de resistencia y tensión suelen ser ásperos y por supuesto, tardados, sin embargo, la historia nos muestra que la respuesta ha estado, como señalaba Gramsci, en la organización, la formación y la agitación de las conciencias.
José Luis García
Especialista en Políticas Públicas para la Igualdad en América Latina por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Brasil.






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